Hoy queremos compartir algunos consejos básicos sobre salud visual. En principio cualquier persona que note como su visión ha disminuido respecto a la que tenía o que no llega a tener unas buenas agudezas visuales respecto a las normales para su edad, se recomienda acudir al oftalmólogo, ya que siempre es necesario hacerse un examen oftalmológico y valorar cualquier posible tipo de patología.
Hay muchas enfermedades en la oftalmología como las degeneraciones y las ectasias corneales que dan la cara muy avanzada la enfermedad. El problema de estas patologías al igual que el glaucoma es que son enfermedades que no presentan síntomas evidentes como dolor o visión borrosa desde un inicio, sino que van dañando la visión muy poco a poco.
En muchos casos, cuando el paciente finalmente acude a la consulta y detectamos la enfermedad en un examen oftalmológico, está demasiado avanzada como para dar una satisfacción visual y una solución de calidad. Por eso siempre debemos de realizar revisiones oculares cada dos años para anteponernos a la progresión de dichas enfermedades.
Revisiones oculares infantiles o pediátricas
Las revisiones oculares infantiles o pediátricas se realizan a niños por debajo de los seis años, estos primero años de vida son realmente importantes para el desarrollo de la visión y los padres deben tomar conciencia de ello para que su hijo puede disfrutar de una buena visión a lo largo de su vida adulta.
En estas revisiones oculares podemos detectar cualquier patología y si fuera necesario recetar el uso de gafas o por ejemplo un tratamiento de estrabismo, lo que comúnmente llamamos ojo vago y representa uno de los principales problemas oculares a estas edades. En el caso del estrabismo, si lo detectamos a tiempo podemos disminuir la visión en el ojo bueno para que el vago se desarrolle normalmente.
Pasados los seis años es más complicado corregir problemas como el estrabismo, por eso se debe abordar antes. Desde esta edad hasta los 14 años lo más habitual es detectar problemas refractivos como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo que afectan al rendimiento escolar y al día a día del niño. Lo solución más habitual es el uso de gafas o lentes de contacto, ya que la Cirugía Láser Ocular no se recomienda hasta los 21 años.